Paseando bien abrigada por el parque me detuve a contemplar un muñeco de nieve que seguramente habrían hecho unos chavales. Tenía dos botones por ojos, una rama doblada a modo de boca y como no, una zanahoria como picuda nariz. Limpié un banco de nieve y me senté a disfrutar del silencio y de la tranquilidad. Incluso dejé de sentir frío, cuando de repente una voz me llamó por mi nombre… sobresaltada miré a ambos lados, pero no vi a nadie. Fue entonces cuando escuché nítidamente…
-Soy yo, el muñeco de nieve ¿acaso no me recuerdas? Tú me creaste hace unos veinticinco años en aquellas Navidades en casa de tus abuelos. Perdona si te he asustado, pero no tengo muchas oportunidades de hablar.
Me costó asumir lo que estaba sucediendo, pensé que sería una broma, una especie de cámara oculta, pero la voz provenía del muñeco de nieve, así que le contesté,
-Es verdad que de pequeña nos gustaba hacer muñecos de nieve, pero esto es una locura, tú no tienes vida, no sé qué está pasando.
Y el muñeco respondió,
-Los muñecos de nieve tenemos una vida corta, apenas un mes, con suerte dos meses, pero revivimos cada invierno y siempre tenemos una palabra de recuerdo y cariño hacía quienes nos dieron vida por primera vez, por eso querida Natalia, yo siempre te estaré agradecido por esa oportunidad de vida que me diste y que rememoro todos los años y me siento feliz porque hayas venido este invierno al pueblo.
-No lo entiendo, yo no te he creado este año, habrán sido los niños del pueblo.
-Ahí te equivocas -contestó el muñeco- yo soy único y me regenero todos los inviernos en el muñeco original. ¿Acaso no te son conocidos mis ojos? Son dos botones de tu abrigo del colegio. Ven, acércate y compruébalo tu misma.
Y me acerqué y comprobé con estupor que eran -en efecto- dos botones de mi viejo abrigo de niña. No podía entender nada y pensé que estaría soñando.
Entonces el muñeco de nieve me explicó,
-Verás Natalia, aquí has pasado tus mejores momentos de tu infancia, en invierno y en verano. Aquí desarrollaste lo más preciado que tiene una niña, la imaginación. Por eso es lógico que estando aquí, vuelvas a imaginar aquello que soñaste de pequeña, con la diferencia de que ahora es una realidad. Y esa realidad soy yo.
-No, eso no es posible, esto es un sueño.
-Pues entonces cuídate, porque estás hablando con un muñeco de nieve y comenzó a reír con alegría.
Esa noche nevó intensamente y al día siguiente fui de nuevo al parque, pero esta vez iba acompañada de mi hija Susana de cuatro años. Y juntas hicimos un muñeco de nieve al lado del que ya existía.
La pequeña Susana estaba feliz, habíamos traído una zanahoria y con una rama curva dibujamos una amplia sonrisa en el muñeco de nieve, pero faltaban los ojos. Entonces arranqué dos botones del abrigo de mi hija y se los di para que se los pusiera al muñeco a modo de ojos. Y le abrigamos con su propia bufanda de colores.
Ambas comenzamos a reír. Y de repente me di cuenta que a nuestras risas se unieron dos misteriosas voces más.
¡Vaya que lindo cuento te ha salido! muy original y tierno, perfecto para la época. Está estupendo…¡Saludos!
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Muchas gracias Ana, seguramente las fechas y la nieve me han inspirado. Me alegran tus palabras. Un abrazo.
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Un cuento precioso. Me ha gustado que lo escribas en primera persona y como una mujer. Eso me ha sorprendido. En realidad Sabius, debo reconocer que me sorprendes con frecuencia. Abrígate que hace mucho frío. Un beso y un poco de calor 🔥🔥
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Poder sorprender es una suerte. Con frecuencia escribo en primera persona como sabes, pero no suelo hacerlo como mujer, eso si es novedoso. Pues sí, nos pondremos bien cerca de la chimenea. Un abrazo Lucia.
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Qué cuento tan bonito. Ojalá ese rinconcito, donde vive el niño que fuiste, no te abandone nunca. Un abrazo.
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Seguro que no me abandonará Azurea, porque en el fondo siempre seré un poco niño. Me alegra que te haya gustado el cuento. Un abrazo amiga.
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Lindo 🤩
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Gracias por tu comentario, un fuerte abrazo Bia
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Muy bueno. El primo del amigo invisible, jaja…
Me ha gustado mucho.
abrazo
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Jajaja, al final todo queda en familia. Estoy muy imaginativo, hablaré con el tipo que me sale cuando me miro al espejo 😂😂 Gracias y un abrazo.
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Has escrito una fábula preciosa que despierta ese espiritu infantil y soñador que discurre dentro de cada cual y que, en ocasiones, asoma para recordarnos que en la imaginación nada es imposible.
Un buen texto para dar la bienvenida a otro año en el blog,
Cordialidades.
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Espero no perder ese espíritu soñador, que aunque perezoso, se asoma de vez en cuando. No soy muy dado a escribir cuentos, porque me parece algo, sumamente difícil. Ha sido una bonita manera de empezar el año bloguero, en vísperas de la llegada de los Reyes de Oriente, aunque me asalta una duda, porque son tres los Reyes Magos y ahora creo que hay “uno más” por esas tierras… Un abrazo y cordialidades en este recién iniciado año.
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Creatividad e imaginación sin duda es algo que tu derrochas a borbotones. Un lujo leerte siempre.
Y estos tiempos de tanto encierro, que sobran horas para todo, que te hagan brotar sonrisas es un don.
Gracias por todas las sonrisas , incluso sonoras que regalas con tu don de letras Sabius.
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Siempre he tenido imaginación, ya me lo decía mi madre y si con esa imaginación consigo arrancaros una sonrisa, entonces estará cumplido el objetivo, que bastantes problemas tenemos ya. En estos días de tantos muñecos de nieve, no he visto ninguno con ojos de botones. Que curioso. Un abrazo Carmen.
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Cuando he terminado de leer tu cuento me ha salido un inconsciente: «que bonito». Así que, sin llegar a pensar qué comentario iba a ponerte, me ha salido el niño interior al que invocas con tus letras en este relato y ha hablado por mí.
Una historia muy tierna, de esas que compartes con aquellos que te leen consiguiendo que viajemos hacia épocas en la que, dos botones nos podían proporcionar un sinfín de aventuras. Enhorabuena Sabius, te ha salido un relato realmente precioso. Un gran abrazo.
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Escribir un cuento o un micro cuento me parece algo muy complejo. Pero las fechas apoyaban esa iniciativa y al final me lancé con esta historia donde el recuerdo y la ilusión puede con todo. Tal vez precisamente por eso es un cuento. Porque en los cuentos pasan cosas preciosas. Además las cosas inertes tienen la vida que queramos darle, especialmente de niños. Y a veces es muy necesario ser niño de nuevo. Un abrazo Fer.
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