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-¿Qué tenemos para hoy? -preguntó Gumer a Carmen-
-En diez minutos la primera cliente, parece cosa de cuernos y a las doce viene el inspector Masilla con el amigo del traficante que nos pidió aquellos informes y luego otro cliente para un tema de una posible estafa. Fede está en Alicante siguiendo a Rubén y Constantin está peleándose con las imágenes de una persecución policial, que le han pasado de estrangis de la comisaría…
A las 10:15 Carmen abrió la puerta y presentó a la cliente, Anabel M.
Gumer como era su costumbre, se levantó del sillón y la saludó cortésmente, para luego hacer la pregunta habitual,
-¿En qué podemos ayudarla Anabel?
Anabel M. odontóloga de profesión llevaba una vida ordenada y orientada a su trabajo. Casada con Enrique G. formaban un matrimonio feliz. No tenían hijos. Económicamente vivían muy desahogados. Ella tenía una cuenta corriente, vinculada a su trabajo a efectos profesionales y fiscales. Su marido también tenía su propia cuenta y ambos compartían otra más, para los gastos de la casa, viajes, entretenimiento, etcétera.
Así que le explicó a Gumer la situación:
-Una mañana cuando fui a probar un software que mi marido tiene en su portátil, encontré abierta la web del banco con su cuenta. Enrique acababa de marcharse, probablemente salió con prisas y no cerró sesión. No soy cotilla, pero no pude evitar ver los movimientos y me sorprendieron unos cargos mensuales desde hacía más de dos años, no eran importes muy grandes, unos cuatrocientos euros, pero eran constantes y a veces incluso dos veces al mes. Pensé y sigo pensando que quizás sean pagos por servicios, ya sabe usted, sexuales o eso o que tiene un lio por fuera. Son transferencias y todas a la misma empresa Cismabright.
Gumer tomó notas y asintió,
-Tenemos un punto de partida, espero en unos días poder decirle algo, de momento, le agradezco su confianza en nosotros y le ruego discreción.
Carmen y Constantin iniciaron la investigación y no tardaron en encontrar que Cismabright era una empresa sin actividad, propiedad de una mujer llamada Susana S. de unos cuarenta años, y de profesión comercial. Tras una vigilancia de unos días, concluyeron que el asunto no tenía temática sexual o de cuernos. Susana era madre soltera de una niña de catorce años. Al cabo de diez días de seguimiento, cuando estaban preocupándose por lo poco efectivo de su trabajo, se llevaron una sorpresa, al ver como Enrique y Susana se veían junto a la niña, que llamaba papá al hombre. Todo indicaba una hija secreta, y los pagos serían ayudas discretas para gastos y manutención. Confirmaron las sospechas prolongando el seguimiento y encontraron rutinas semanales en las visitas de Enrique a Susana y a la niña.
Con tacto, Gumer explicó a Maribel la situación: no eran cuernos, ni sexo, sino que su marido tenía una hija secreta, fruto de una relación anterior con Susana. Todo parecía encajar, cuando Maribel, explicó sus dudas…
-Pero eso no puede ser. Le dije que nosotros no teníamos hijos. Hace años nos hicimos unas pruebas médicas y resultó que Enrique es estéril, pero solo yo vi el resultado de su seminograma y no quise decírselo, asumiendo ante él, que el problema era mío. No se porque lo hice, pero ustedes los hombres son muy especiales. Por tanto, esa niña no puede ser hija de Enrique.
Una tarde con su efectiva habilidad, Constantin, consiguió hacerse con las pajitas de sendas horchatas que el padre y su supuesta hija, habían tomado en una terraza. A través de un laboratorio que no puedo nombrar cotejaron el adn de las muestras esperando la confirmación o no a la paternidad y tal y como Maribel indicó, la niña no era la hija de Enrique que, por tanto, estaba siendo engañado y estafado.
Maribel le pidió a Gumer, que le explicara con detalle a Enrique la situación para que la entendiera, pero no fue sencillo. La prueba de adn, era correcta pero no era oficial. Enterarse de su esterilidad y de que su mujer conocía toda la historia le hizo revolverse contra Gumer y su equipo. Pero finalmente se derrumbó.
Maribel agradeció el trabajo y pagó generosamente los honorarios. Y les ofreció sus servicios odontológicos a buen precio para los integrantes del despacho.
Meses después solicitó el divorcio de su marido.
Al cabo de un año, Gumer fue a la consulta de Maribel para una revisión. Charlaron un rato y ella le contó que era feliz y que había iniciado una relación con un tal Gustavo S. al que conoció en un balneario.
Gumer, siempre atento a los pequeños detalles, observó la coincidencia en el apellido S. con Susana, a fin de cuentas, se trataba de un apellido normal, pero no especialmente habitual. No le dio importancia, pero como perro viejo que es, optó por investigar de motu propio al tal Gustavo y descubrió que era el hermano de Susana.
Por ello decidió que debía avisar a Maribel para que tomara alguna precaución, pero eso lo haría una vez que terminara con el tratamiento odontológico que había iniciado con ella, para evitar situaciones tensas e incluso dolorosas ya que a Gumer los dentistas… le imponían mucho.
Imagen de JOSEPH SHOHMELIAN en Pixabay
Ya sabemos que Gumer es un zorro, que se las sabe todas, pero estar en consulta con una dentista cabreada puede ser un problemón. Mejor esperar a darle la noticia de quién es su nuevo ligue. Una historia muy bien hilvanada, con un par de giros inesperados, genial el de la esterilidad. Un gusto volver a leer de Gumer y su equipo. Un abrazo.
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Como veterano detective, siempre está al quite. Me alegra que te haya gustado, ya sabes que las historias de Gumer dan mucho juego, con algún que otro pequeño giro.. Y en este caso su mejor decisión es esperar a terminar las visitas a la dentista, por si acaso. Un abrazo
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¿Anabel o Maribel? Ummm, no queda claro, tampoco la relación de hemanos entre Susana y Gustavo, aquí hay gato encerrado que seguro sabremos en próximos capítulos ¡qué interesante!
Muchos besos.
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Me gusta dejar un poco abiertas estas historias, a vuestra imaginación o llegado el caso a continuarlas en algún momento. De momento queda así. Un abrazo Montse.
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Este Gumer lo mismo vale para un roto que para un descosido; vaya si es diligente y qué bien conoce el paño de las reacciones humanas; su prudencia ante la odontóloga, reservándose lo que sabe hasta finalizar el tratamiento, demuestra que se las sabe todas.
No le faltará trabajo al detective; ni a ti lectores y lectoras.
Cordialidades.
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Años de experiencia porque conocer ese entramado de reacciones y emociones solo se aprende con el tiempo. Perro viejo, como digo en el texto. Gumer seguirá trabajando de detective con su diligencia habitual y llegado el caso es muy probable que salgan nuevas historias. Un abrazo.
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A mi lo que no me gusta de Gummer y su trabajo, es que no deje ser feliz a las personas. El tipo quería ser papá y punto. Que hay de malo?
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¿Qué Gumer no deja ser feliz a las personas? Por supuesto que no puede haber nada de malo en ser padre, pero Enrique no lo es y Susana le está engañando y estafando a costa de una niña que no es su hija. Un abrazo.
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No es estafa. Susana le vende felicidad, tan escasa en estos tiempos. No seas prejuicioso, ahora el hombre sabe que no dejó semilla. Todo lo arruinan con un ojo chueco. Un abrazo 🤗
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Dice el diccionario que «la felicidad es un estado emocional caracterizado por sentimientos de alegría, satisfacción y plenitud». En mi opinión la felicidad no puede comprarse, ni venderse. Buen finde.
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Ay, justo hoy he ido al dentista y tendré que volver! 😬 Voy a tener pesadillas. 🤣
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Uffff espero que sea leve. En todo caso, antes de la consulta, no le hagas enfadar al dentista. Consejo de Gumer 😂😉 Un abrazo Filipa.
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¡Qué alegría encontrar al viejo Gumer y su gabardina arrugada (yo lo imagino de la vieja escuela)! Con tacto y no poca psicología, necesitará encontrar el momento oportuno para prevenir a Maribel de su nueva aventura, no vayan a tener montada una mafia fraternal, pero sí, tal vez sea mejor esperar y dejarla disfrutar un poco más hasta finalizar las visitas al torno… ay, los dentistas qué poco me gustan cerca… un abrazo grande Sabius!
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Me alegra que te gusten las historias de Gumer. Vendrán más. Además de no perder detalle tiene un sexto sentido para las relaciones y las reacciones humanas. Por eso descubre esa relación entre los hermanos y además es hábil, para no inquietar a Maribel antes de que termine su tratamiento odontológico. Le entiendo porque a mí, como a tí, no nos hace mucha gracias ir al dentista. Buen finde y un abrazo Eva.
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Ya ves, personas felices, sin ataduras, buena situación económica que deberían, que casi tienen la obligación de ser felices, se acaban enredando en sus propias insastifacciones.
Gumer es un perro viejo, a visto demasiadas cosas como para creer en la felicidad.
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Eso es la propia vida, excesos y carencias a partes iguales, en busca de una inexistente felicidad. Gumer es un escéptico de tomo y lomo, porque la veteranía es un grado y se las sabe todas. Un abrazo.
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A Maribel no le conviene salir con el hermano de Susana, quien quuzá sea rencorosa con ella por haberle quitado la «felicidad» de un marido falso. Saludos
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Efectivamente, no tiene buena pinta y seguro que esa relación esconde algún interés por detrás. Gracias y un abrazo.
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