Nadie presenció el accidente de la Marquesa de Valdeocampos, y el golpe sufrido fue mortal de necesidad. El caballo que montaba era tranquilo, pero debió asustarse ante la presencia de algún otro animal, quizás un grupo de jabalíes, pues había huellas de pisadas.

El inspector Rebollo no tuvo grandes dudas, todo indicaba que se trataba de un desgraciado accidente. Además, la marquesa estaba embarazada de cuatro meses. Un drama.

Los agentes Calvo y Valero, encargados de la investigación, tampoco encontraron pruebas inculpatorias, por lo que se dio por cerrado el caso, en contra de la opinión de la agente Ana Soto, que nunca tuvo clara la hipótesis del accidente.

Apenas tres meses después, J.M. un delincuente serbio con antecedentes por robo con violencia y tráfico de drogas, fue detenido por el robo en una farmacia en el que causó series lesiones al dependiente. En la investigación del teléfono de J.M. se encontraron varios mensajes, pero uno de ellos llamó poderosamente la atención del agente Gómez compañero de promoción de Soto, a la que llamó de inmediato.

-Ana, hemos encontrado un insólito mensaje enviado al teléfono de un delincuente que detuvimos el otro día. Lo sorprendente es el origen del mensaje, enviado desde el teléfono del Marqués de Valdeocampos. El caso es que me he acordado de ti y de las dudas que me comentaste, acerca de este caso. Es extraño que un tipo de la alta sociedad, envíe mensajes a un delincuente peligroso. El mensaje son solo cuatro letras, MLLA.

Soto agradeció a su amigo esta información y de momento inició una discreta investigación sobre el marqués, antes de exponer a su jefe Rebollo sus dudas, pues quería tener algo más consistente.

Ana movió sus contactos y habló con el detective Ochotorena, viejo amigo de su padre. Gumer se comprometió a investigar por su cuenta con discreción. Cuando Ana le habló del extraño mensaje del delincuente serbio, Gumer, que era además un empedernido lector de novela policíaca, se quedó pensativo y de pronto se le iluminó su sonrosada cara,

-Está clarísimo dijo el detective, MLLA son las iniciales de “make it look like an accident”, es decir, haz que parezca un accidente.

Ana Soto, no salía de su asombro. Por fin había encontrado una posible pista que relacionara la muerte de la marquesa con un posible asesinato.

Días después Ana recibió un pendrive entregado en un parque céntrico y muy discretamente por un empleado de la agencia de detectives, .

El pendrive contenía información financiera, laboral, mercantil, social, familiar e incluso médica del marqués. Todo muy interesante, pero nada esclarecedor, hasta que a falta de tres páginas del Word que le habían pasado, encontró datos médicos del marqués, analíticas, lesiones, informe de una colonoscopia y…. el detalle de una vasectomía llevada a cabo hacía tres años.

¿Una vasectomía? Pero la marquesa estaba embarazada. Era obvio que no encajaban los datos.

La agente Soto, habló con el inspector Rebollo y le expuso sus dudas. Fueron meses de investigaciones que redujeron el cerco. Era preciso dar legalmente con el informe médico de la vasectomía para usarlo como prueba, pues la manera de obtenerlo por parte de Gumer no fue la más ortodoxa.

Finalmente, con el apoyo del fiscal, el marqués fue interrogado y aunque negó cualquier implicación, incluso que él hubiera enviado un mensaje al delincuente serbio, no pudo obviar la vasectomía y por tanto reconocer que él no era el padre del hijo que esperaba la marquesa.

La triangulación de los teléfonos móviles del marqués y de J.M. hizo el resto. La semilla de la duda estaba plantada y J.M. terminó «cantando» lo sucedido e implicando al marqués.

La causa fue la venganza por la infidelidad de su mujer, que desconocía la vasectomía previa del marqués.

Para ello, drogaron a la marquesa en espera de su caída del caballo. J.M. la seguía a corta distancia y cuando presenció la caída, se acercó a la mujer para rematar su trabajo. La marquesa se «había roto» el cuello.

Semana después con las pruebas en la mano, el marqués de Valdeocampos fue acusado formalmente como instigador del asesinato de su esposa, en connivencia con el delincuente serbio J.M. que fue el autor material.

Soto y Rebollo recibieron la felicitación del comisario.

Rebollo declinó cualquier mérito suyo, en beneficio de la agente Soto, a la que consideró la verdadera artífice del éxito del caso.

A última hora de la tarde, el agente Valero, tocó con los nudillos la puerta y entró en el despacho, proponiendo tomar unas birras para celebrarlo.

Antes de entrar en el pub, Ana Soto hizo una llamada por teléfono,

-Gumer, amigo, no se como agradecerte tu colaboración ¿te apetece tomar una copa con el equipo?

A lo que Gumer respondió,

-Gracias Anita, pero hoy hay partido de Champions y no me lo quiero perder. Además, no me va mucho lo de tomar cervezas con la pasma.

Y soltó una enorme carcajada, que hizo sonreír también a Soto.


Imagen de Paul Henri Degrande en Pixabay