Foto Sabius

En el camino de regreso, contempló la belleza que le rodeaba. Lo hizo con más relajación que cuando hizo el camino inverso.

Entonces era un mar de dudas y no pocos miedos, probablemente tantos como ilusiones. Tenía por delante una vida a desarrollar.

Ahora de vuelta, ya no tenía prisa y se permitió hacer paradas donde antes no había podido detenerse como le hubiera gustado.

Antes saboreaba la vida a tragos. Y a un trago le seguía otro rápidamente. Ahora podía degustar el sabor y el aroma en pequeños sorbos.

Antes ignoraba lo que era la paciencia, ahora, sin embargo, es un maestro en el arte de la escucha, de la reflexión, de la calma.

Con veinte años inició su viaje de ida. Ahora cuarenta años después, le toca regresar, disfrutando de un entorno incierto, pero también lleno de emociones.