Había sido un trabajo sencillo y limpio, de los que me gustaban. Con los años uno va teniendo experiencia y mano izquierda para resolver problemas. Y conciencia, la justa para hacer este tipo de trabajos. Y este en concreto, lo habían pagado muy bien. Solo me quedaba deshacerme del fiambre que estaba en el maletero y marcharme a casa.

Mi instinto me hizo fijarme en un coche que parecía seguirme. Hice un par de giros entre calles y salí a la zona industrial y el coche seguía tras de mí a una prudente distancia. Estaba claro que me seguía. De repente le vi más cerca y me adelantó de una manera poco ortodoxa para cruzarse ante mí y obligarme a detenerme.

Cogí mi arma, cuando me di cuenta de que eran dos raterillos jóvenes, eso me tranquilizó. Entendí que pasearse con un Audi Q8 por esos andurriales y a esas horas, no había sido buena idea. Los chavales me apuntaron con una pistola más falsa que un euro de madera, pero les seguí la corriente.

-Danos la pasta, el móvil, el reloj y todo lo que te tengas o te vuelo la cabeza -dijo el más lanzado-

No me los quería cargar, así que con paciencia les hablé,

-Chicos, estáis cometiendo un error, os vais a meter en un buen lio, no sabéis quién soy yo. Lo mejor es que os vayáis por donde habéis venido.

El otro chico que no había abierto la boca, decidió hablar,

-¿Sabes una cosa? Tienes un coche muy guapo y nos lo vamos a llevar, así que ya estás bajando.

Bajé del coche y con una agilidad que no se esperaban, saqué mi pistola, agarrando a uno de los chicos por el cuello y le apunté.

-Esta si es de verdad, amiguitos. Y ahora escuchadme porque no lo voy a repetir. No os voy a dar nada de lo que me habéis pedido, pero a cambio os dejo el coche -y les lancé las llaves al suelo- ¿Trato hecho?

El más espabilado cogió las llaves y asintió con la cabeza. Con cuidado solté al otro.

Arrancaron y se fueron a toda pastilla.

Acto seguido, hice dos llamadas.

-¿Inspector Peñalba? Escúcheme con atención, dos chavales, con un Audi Q8 negro matrícula 785HR66 se dirigen por la Alameda a la autovía S300 dirección norte, llevan droga, armas y un fiambre en el maletero.

Colgué de inmediato.

Después miré a mi alrededor, ni un alma. No iba a usar el coche de los chavales para marcharme, así que vi una pequeña furgoneta aparcada, entré y la arranqué para irme a otra zona. Luego ya buscaría un coche de alta gama para llegar a casa.

Después, llamé a Linda,

-Cariño, se me ha dado muy bien y ya he terminado. Ya se que es de madrugada, pero Rocco está abierto toda la noche. ¿Te apetece una pizza? Estoy hambriento. En una hora puedo estar allí.


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